viernes, 16 de septiembre de 2011


Ø  LOS FENICIOS
Introducción:
La cultura fenicia es sin duda una de las civilizaciones antiguas que, aunque no dejó firmes huellas físicas de su existencia, a diferencia de otras; dejó un importante legado cultural a las civilizaciones posteriores a ella.
Desde los principios comerciales hasta el alfabeto, fueron los legados más importantes que dejaron los fenicios. Aunque tuvieron conciencia de su nacionalidad ni nunca fueron un imperio como tal, ejercieron una poderosa influencia sobre toda la costa del mar mediterráneo, que incluso los llevó a sitios tan remotos como las islas británicas y todo el continente africano. La presente monografía, condensa una pequeña parte del conocimiento descubierto y difundido de esta cultura. Lamentablemente, por razones de espacio y tiempo no se cubre en profundidad áreas de las cuales existen una cantidad enorme de investigaciones e información

DESARROLLO:
 Los fenicios han ocupado durante mucho tiempo un singular espacio en la historia. A través de las numerosas referencias que otros hicieron de ellos – en la Biblia, en la literatura antigua y en las obras de los historiadores clásicos – alcanzaron reputación como los más destacados navegantes, mercaderes, artesanos ambulantes, exploradores y constructores navales de su época. Como pueblo asumieron un papel de intermediarios entres países distantes, entre la antigua cultura oriental y la occidental. De ellos no han quedado huellas y uno de los factores que influyó en la desaparición de los rastros de su cultura, fue la humedad del clima litoral, ya que las inscripciones en los papiros desaparecen rápidamente, la madera se pudre, las tabletas de arcillas, a menos que estén enterradas bajo tierra, se desintegran. Incluso las inscripciones en piedra, al estar expuestas al viento, la lluvia o las heladas se vuelven indescifrables. Por tanto, mientras los fenicios estuvieron sin duda unos mil años afanados en hacer cosas, guardando lo que hacían y anotándolo, la naturaleza, a su vez se afanaba en destruirlas.      Los fenicios, como pueblo, no pueden ser diferenciados de los cananeos (de los cuales son descendientes directos), por lo menos hasta el año 1200 a.C. Como pueblo empiezan a diferenciarse a partir del segundo milenio antes de Cristo, sin embargo, es a partir del primer milenio antes de Cristo cuando viven su periodo de esplendor, el cual se da entre la decadencia de Egipto y hasta el apogeo del imperio asirio, entre 1.100 y 700 a.C. Alcanzaron su cenit cuando comenzaron a expandir su influencia por medio del comercio y sus gentes por medio de la colonización, a lo largo del Mediterráneo y más allá. Siguen sus éxitos en oriente hasta el 332 a.C., en que Alejandro Magno tomó Tiro y en el occidente hasta el 146 a.C., en que Roma saqueo Cartago. A partir de estos hitos la Fenicia Oriental se incorporó al mundo griego helenístico y la Fenicia Occidental al imperio romano.  La historia política de Fenicia se comprende en la supremacía que sucesivamente ejercieron sus ciudades más importantes Gebal o Biblos, Sidón y Tiro. Cada una de estas ciudades constituía un minúsculo estado independiente, con sus leyes, su constitución, su gobierno propio, sus reyes hereditarios; cuyo poder estaba templado por las familias aristocráticas y por la clase sacerdotal.

 LOS GRIEGOS
Introducción: Desde el neolítico, la península griega está culturalmente ligada a las islas del Egeo y las costas occidentales de Asia Menor. Sus numerosos puertos naturales a lo largo de las costas y la gran cantidad de islas cercanas han contribuido al desarrollo de una civilización marítima homogénea. Pero su homogeneidad cultural no implicaba la política.
Los sistemas montañosos y los profundos valles dividieron la península en pequeñas unidades políticas y económicas, ligeramente mayores en extensión que una ciudad y su territorio circundante. Para una información más detallada sobre estas ciudades-estado, Atenas; Corinto; Esparta; Tebas.
DESARROLLO:
 Los griegos empezaron a esculpir en piedra inspirándose en las piezas monumentales de Egipto y Mesopotamia. Las esculturas de bulto redondo compartieron la solidez y la característica posición frontal de los modelos orientales, pero, como podemos comprobar en la Dama de Auxerre (c. 630 a.C.) y en el torso femenino encontrado en el santuario de Hera en Samos (c. 570 a.C., ambas en el Museo del Louvre, París), sus formas son más dinámicas que las de la escultura egipcia. Las esculturas masculinas y femeninas, a partir aproximadamente del año 575 a.C., reflejan en sus rostros la denominada sonrisa arcaica. Aunque esta expresión no parece obedecer a razones específicas en las figuras o situaciones en las que aparece reproducida, quizás fue empleada por los griegos como un artificio que proporcionaba a las figuras un rasgo humano distintivo.
Las tres tipologías que predominaron fueron el joven desnudo (kouros) y la doncella vestida (kore), ambos en posición erguida, y la mujer sedente. En todos ellos aparecen acentuados los principales rasgos del cuerpo y expresan, cada vez más, un conocimiento preciso de la anatomía humana. La razón de ser de la representación de estos jóvenes fue por una parte de índole sepulcral y por otra de carácter votivo. Algunos de los ejemplos más sobresalientes que se conservan son el primitivo Apolo de Tenea (540 a.C. Alte Pinakothek, Munich), el Apolo de Piombino (510 a.C., Museo del Louvre) y el Apolo Strangford (c. 500 a.C., Museo Británico, Londres), encontrado en la localidad griega de Lemnos, una obra bastante más tardía. En dichas obras, a diferencia de otras más antiguas, puede observarse un estudio más detallado de la estructura muscular y anatómica. Las figuras femeninas, vestidas y de pie, ofrecen una amplia variedad de expresiones, tal y como puede contemplarse en las esculturas del Museo de la Acrópolis de Atenas. Sus ropajes están tallados y pintados con la delicadeza y la meticulosidad características de la escultura de este periodo.

                   EL IMPERIO DE ALEJANDRO
INTRODUCION:
Para la historia de la civilización antigua las hazañas de Alejandro Magno supusieron un torbellino de tales proporciones que aún hoy se puede hablar sin paliativos de un antes y un después de su paso por el mundo. Y aunque su legado providencial (la extensión de la cultura helénica hasta los confines más remotos) se vio favorecido por todo un abanico de circunstancias favorables que reseñan puntualmente los historiadores, su biografía es en verdad una auténtica epopeya, la manifestación en el tiempo de las fantásticas visiones homéricas y el vivo ejemplo de cómo algunos hombres descuellan sobre sus contemporáneos para alimentar incesantemente la imaginación de las generaciones venideras.

DESARROLLO:
 La conquista del Imperio persa por parte de Alejandro fue mucho más que un simple episodio bélico entre griegos y persas. Ya fuera por la magnitud de la empresa, ya por su éxito, el mundo antiguo no volvió a ser igual después de esos diez años de campañas ininterrumpidas de los macedonios y sus aliados por Oriente. Las razones de Alejandro para llevar a cabo una campaña de tal envergadura y dificultad nos son desconocidas. Él mismo arguyó su deseo de vengar las invasiones persas de más de un siglo antes, aunque no hay duda de que, en parte, existía la voluntad de unir las heterogéneas ciudades-estado griegas, antes enfrentadas a Macedonia y entonces bajo su dominio, en una empresa común que aunase esfuerzos y evitase disidencias. Se trataría de buscar un enemigo exterior para evitar que se acabase pensando que el verdadero enemigo era la monarquía macedonia.
Con un ejército compuesto por unos cuarenta mil hombres y el firme propósito de liberar las ciudades griegas sometidas por los persas, Alejandro atravesó el Helesponto en la primavera de 334 a.C., iniciando su marcha contra el Imperio persa y dejando su reino en manos de Antípatro. Precisamente la composición de su ejército, unida a su indiscutible talento como estratega y a la hábil elección de hombres capacitados y de confianza como generales, constituyó la clave de sus victorias.
Ya en la configuración de su primer ejército se reunía un conjunto equilibrado de efectivos con armas diferentes. Este conjunto lo constituían la infantería pesada, integrada por contingentes griegos enviados por la Liga de Corinto y por mercenarios; la falange macedonia de armamento pesado, con la característica sarissa (lanza de unos cinco metros de longitud); la infantería ligera, compuesta por macedonios, tracios y peonios dotados de jabalina; el cuerpo de arqueros cretenses; y, ocupando una posición relevante, la caballería pesada macedonia, principal cuerpo de choque de su ejército, apoyados por la caballería ligera de tesalios y tracios.

                  
Ø  CULTURA HELÉNICA


INTRODUCCION:

  El templo de Serapis, en efecto, constituyó el centro de la civilización griega en Alejandría. Fue uno de los grandes hornos de la cultura pagana y, probablemente, también de los estudios médicos y alquímicos. Así, su destrucción fue buscada con ensañamiento por parte de cristianos triunfantes. Se puede leer en Gibbon (Historia de la decadencia y de la caída del Imperio Romano, tomo V) la descripción de esta ruina, acontecida a causa de las luchas violentas entre los defensores del helenismo y los monjes sublevados por el arzobispo Teófilo. Los primeros no cedieron más que por orden directa del emperador Teodosio, orden contemporánea a la del edicto que manda la destrucción general de los templos del Imperio Romano. Ningún acto resultó más funesto al arte y a la ciencia que dicho edicto, y el recuerdo del emperador que lo firmó quedará manchado para siempre.

DESARROLLO:
La biblioteca, o mejor sus restos, parece que subsistieron algún tiempo más. Las cortes del museo de Alejandría se persiguieron hasta la masacre de la sabia Hipatía, crimen infame que realizaron, con tintes de atrocidad, los monjes amotinados bajo las órdenes del patriarca san Cirilo, sobrino y heredero de Teófilo.

Así desaparecieron la escuela de Alejandría y su biblioteca, aniquiladas por el fanatismo cristiano. El historiador P. Orosio nos dice, algún tiempo después y con tristeza, haber visto las casillas vacías y el lugar de los libros desaparecidos. Parece que hubo algunos intentos de reconstrucción de la biblioteca, hasta incluso en los tiempos de los árabes. Sin embargo, la escuela en sí jamás se restableció. Los filósofos perseguidos marcharon a Atenas, otro centro de estudios, donde Proclo enseñaba; y ese foco de cultura subsistió durante un siglo, hasta el día en que un nuevo edicto de Justiniano, en el año 529, provocó la suspensión oficial de la ciencia y la filosofía antiguas.

El Serapeum de Menfis y el templo de Ptah, donde se encontraban probablemente los laboratorios químicos y técnicos de los alquimistas, desaparecieron hacia la misma época que los santuarios de Alejandría.

Escenas espantosas señalaron en Egipto el fin de la civilización helénica y el triunfo del cristianismo. Se puede leer, en las publicaciones de Révillot (Révue de l'histoire des religions, 4ª serie, t. VIII, p. 146, 431, 434, etc.) la biografía de esos monjes profetas, tales como Senuti sublevando por todas partes a los pobres contra los ricos, maltratando a los magistrados enviados para restablecer el orden, destruyendo los diques del Nilo con el fin de anegar las tierras de sus enemigos, masacrando y quemando a los sacerdotes, a los filósofos, a los principales ciudadanos de las villas, en medio de las ruinas de sus casas y de sus templos incendiados. "Tú has roto los dientes de los pecadores... el Señor os ha destruido porque le habéis irritado", exclama el fanático después de su triunfo. He aquí como acabó la cultura griega de Panópolis, uno de sus mejores y más importantes centros. El principal baluarte de los helenos, el poeta Nonnus según Revillou, fue quemado vivo con sus riquezas. Tras el pillaje, los cristianos ocuparon las casas de los que habían caído.

No se escatimó ninguna calumnia a las víctimas. Siguiendo una fábula siempre renovelada y que hemos visto invocar en nuestros días* contra los judíos de Hungría así como contra los católicos de Nôtre Dame des Victoire en París durante la Comuna, se acusaba a los sacerdotes de inmolar a niños y víctimas humanas, y se mostraba a la población fanatizada los restos en medio de los templos, por ejemplo, en el Serapeum de Alejandría.

Precisamente en medio de esos trágicos acontecimientos se persigue la cultura del arte sagrado; sobre todo bajo la forma teórica, pues parece que los experimentadores propiamente dichos habían desaparecido de Egipto con sus laboratorios. Los autores que vienen a continuación, tales como Estéfanos, el Anónimo, el Filósofo Cristiano, son sobre todo comentaristas de los escritores originales.

La persecución, a la vez política y religiosa, que afectó a los adeptos, puede hacernos comprender por qué se ocultaban con tanto cuidado bajo el velo doble de los seudónimos y de los apócrifos. Sus precauciones fueron tales que apenas hoy podemos encontrar indicios y aspectos claros sobre su identidad real.

                         



Ø  ROMA
INTRODUCCION:
 En el transcurso de su historia, que abarca tres milenios, fue la primera gran metrópoli de la Humanidad  Fue el corazón de una de las civilizaciones antiguas más importantes, que influenció la sociedad, la cultura, la lengua, la literatura, el arte, la arquitectura, la filosofía, la religión, el derecho y la forma de vestir de los siglos sucesivos; fue capital del Imperio Romano, que extendía sus dominios sobre toda la cuenca del Mediterráneo y gran parte de Europa, y del Estado Pontificio, bajo el mando del poder temporal de los Papas.
Es la ciudad con la más alta concentración de bienes históricos y arquitectónicos del mundo su centro histórico delimitado por el perímetro que marcan las murallas aurelianas, superposición de huellas de tres milenios, es la expresión del patrimonio histórico, artístico y cultural del mundo occidental europeo[] y, en 1980, junto a las propiedades extraterritoriales de la Santa Sede que se encuentran en la ciudad y la Basílica de San Pablo Extramuros, fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. []
Roma, corazón de la Religión Católica, es la única ciudad del mundo que tiene en su interior un Estado extranjero, el enclave de la Ciudad del Vaticano por tal motivo se le ha conocido también como la capital de dos Estados
DESARROLLO:
El imperio romano, en su apogeo, a principios del siglo III d.C, comprendía no solo las penínsulas, islas y costas del Mediterráneo, así como grandes extensiones del interior (hasta el borde del Sahara y hasta el río Tigris), sino también zonas de Europa situadas tan al norte como el sur de Escocia, el Rin y el Danubio (además de una parte del sur de Alemania, al otro lado del Rin y la Dacia al otro lado del Danubio central). Además, bajo el principado, los avances más extensos se hicieron en Europa mediante el reinado del primer emperador, Augusto. Sus generales empujaron la frontera septentrional desde los Alpes hasta el Danubio y finalmente pacificaron la Península Ibérica.
Más allá del motivo de la pura conquista, consideraciones estratégicas y a veces económicas desempeñaron algún papel en la configuración de las campañas de los emperadores que se mostraron más activos en el terreno militar.
El imperio romano se extendió mucho más allá del mundo mediterráneo, sin embargo, durante todo el período del principado, aproximadamente desde 27 a.C. hasta 235 d.C., el eje político y la base cultural del imperio se encontraban en el Mediterráneo.
ROMA, ITALIA Y LA ELITE POLITICA
Roma era la sede de los emperadores, la corte y la administración y además, la residencia de cerca de un millón de personas. Era, esencialmente, una ciudad parásita. Una ciudad que se alimentaba del potencial humano y la riqueza de Italia y de las numerosas provincias que constituían el imperio romano.
El crecimiento fue espectacular, quintuplicándose la población en dos siglos, con altos niveles de inmigración y movimientos de esclavos de las provincias. Las distribuciones de grano y las costosas obras públicas fueron financiadas con impuestos imperiales y rentas de propiedades públicas arrancadas de los territorios de otros estados. Esta situación privilegiada duró hasta finalizar el siglo III, momento en que Diocleciano introdujo una administración pública en Italia y creó impuestos sobre la propiedad y de capitación
Solo de forma lenta y a regañadientes abrió la elite romana e italiana sus filas a los provincianos, a la vez que siguió siendo muy selectiva en los campos donde les permitía estar representados. Hasta finales del siglo I, únicamente entraron en el senado provincianos occidentales de lengua latina y a partir de ahí y gradualmente, individuos de habla griega

Ø  EL PUEBLO JUDIO Y CRISTIANISMO




INTRODUCCION:

Entre los pueblos que se establecieron en las riberas del Mediterráneo existieron algunos que hicieron del pastoreo una de sus actividades principales. Uno de ellos se estableció en Asia Menor: los hebreos, quienes fueron sometidos, esclavizados y sufrieron deportaciones que los dispersaron por el mundo. Sin embargo, sus creencias monoteístas (adoraban a un solo Dios) y la idea de ser el pueblo elegido por su Dios para salvar a la humanidad, les permitió permanecer unidos. La región ocupada por los hebreos está limitada por montañas y desiertos; la cruza el río Jordán y el lago Tiberiades. Su clima es seco con lluvias en verano y por ello se estableció e Asia del sur actividad predominante fue el pastoreo; sólo en algunos lugares pudieron cultivar cebada, trigo y lino. En el resto del territorio, árido y pedregoso, criaban numerosos rebaños de cabras, asnos y ovejas.
DESARROLLO:
Los hebreos fueron un pueblo cuyo origen se remonta al siglo XXI a.C., en la ciudad caldea de Ur, al Sur de Mesopotamia. Fue un pueblo muy religioso, por lo que este aspecto se encuentra muy ligado a su historia. Según la Biblia, el Dios de los hebreos, Jehová, ofreció a Abraham, patriarca (jefe) de los primeros hebreos, la tierra prometida donde podrían fundar sus ciudades, ésta era llamada Canaán, a orillas del Mediterráneo, cerca de Egipto, a donde llegó en el año de 1943 a.C. Ahí el pueblo hebreo vivió como nómadas unos cien años, más tarde, cruzaron el río Éufrates hacia el sur, ahí murió Abraham. Su nieto Jacob (también llamado Israel), padre de doce hijos, emigró al norte de Egipto en medio de una gran hambruna. Ahí, sus hijos fundaron doce tribus distintas, que en honor a Jacob se hicieron llamar israelitas.    Los israelitas se refugiaron en Egipto más de 200 años, hasta que los egipcios les obligaron a trabajar como esclavos. Hacia 1200 a.C., Moisés –descendiente de Jacob–, quien había sido criado por una hija del faraón, pidió y obtuvo autorización para sacar de Egipto a los israelitas. Este hecho se conmemora aún hoy entre los judíos de todo el mundo con el nombre de la Pascua. Los israelitas comenzaron a emigrar buscando la tierra prometida y en el camino establecieron un gobierno teocrático, es decir, en el cual el Estado estaba unido a la religión   Moisés entregó a su pueblo el Decálogo, las bases morales que regirían sus vidas, las cuales dijo haber recibido de Jehová en el monte Sinaí –en el desierto del mismo nombre– que hoy forma parte de Egipto. A este Decálogo se le conoce como los Diez Mandamientos. El origen de estas reglas se encuentra en Egipto, ya que gran parte de éstas se incluyen en el Libro de los Muertos; los israelitas difundieron estos preceptos por el Mediterráneo oriental.
     Estas reglas ayudaron a la unificación social y política del pueblo hebreo. Siglos más tarde, fueron retomados y respetados por los cristianos.
     Los hebreos llegaron a la región de Palestina habitada por pueblos distintos. Entre ellos los filisteos (en griego philisteos, de donde viene el nombre de Palestina), quienes vivían en costas del Mediterráneo. Tenían raíces cretenses y se dedicaban a cobrar impuestos al comercio que venía desde el resto de Asia Menor y la península arábiga, principalmente a los fenicios. Los israelitas entraron en guerra con los filisteos y los pueblos canaanitas, que habitaban la región de Galilea, al norte de Palestina, con capital en Caná.
     Los israelitas, comandados por sus dirigentes llamados Jueces, ganaron terreno contra los pueblos rivales. Muchas tradiciones y mitos tienen su origen en esa época (siglo XII a.C.); como la que narra las aventuras de Sansón, el hombre más fuerte del mundo, engañado por la hermosa Dalila.
     Poco a poco la región fue unificándose, hasta que en 1117 a.C., los hebreos crearon un reino unificado en Palestina. Bajo el mando de Saúl, David y Salomón (1020 al 922 a.C.) el reino hebreo llegó a su máximo desarrollo.
     Salomón, era famoso por su sabiduría, construyó el famoso templo de Jerusalén, obra que había sido prometida a Jehová por Moisés y que significaba el asentamiento definitivo del pueblo israelita en Palestina. Sin embargo, las rivalidades internas ocasionadas a la muerte de Salomón llevaron al reino hebreo a la división política. En el norte se fundó el reino de Israel, con capital en la ciudad de Samaria; en el sur, el reino de Judá, cuya capital era Jerusalén.
     La rivalidad entre ambos reinos condujo a los hebreos a la esclavitud. Israel fue invadido y conquistado en 722 por los asirios, quienes por órdenes del rey Sargón, mandaron a los israelitas a Mesopotamia. Judá fue conquistado por Nabucodonosor, rey babilonio en 586 a. C.
     Los persas derrotaron a Babilonia y, en 539 a. C., permitieron a los judíos regresar a su tierra. Éstos reconstruyeron Jerusalén y en el siglo IV a.C., volvieron a florecer.
     Cuando los romanos derrotaron a Cartago y continuaron su expansión por Oriente, convirtieron a Judá en parte del Imperio Romano, con el nombre de Judea, en 63 a. C. Bajo la dominación romana los judíos tenían dos ideas fundamentales: sus mandamientos les prohibían rendir el culto obligatorio al emperador y esperaban un "Mesías", que habría de liberarlos y restaurar su pasada grandeza.
                           


Ø  LOS ARABES
INTRODUCCION:
Después de sus conquistas en Europa, partiendo de España, y en Asia hasta la India, los árabes comenzaron a interesarse tanto por las civilizaciones de Occidente como por las de Oriente, a tanto que manifestaron la ambición de heredar la aportación grecorromana. Al-Manzor (712-775 d.C.) fue el primer califa que estimuló esta ambición, pues hizo traducir al árabe todos los libros de los griegos y fundó en Bagdad una especie de universidad, que comprendía una importante biblioteca y un observatorio astrológico. Durante varios siglos, el idioma árabe fue considerado como la lengua de la ciencia, y las gentes de diferentes países de Europa iban desde muy lejos a Bagdad para beber en las fuentes de la ciencia antigua salvaguardada por los árabes.

El desarrollo de la ciencia entre los árabes alcanzó su apogeo hacia los siglos IX y X y, como la astrología gozó siempre de popularidad en Oriente, fue completamente natural que los árabes dedicaran una muy particular atención a la Astronomía. Sirviéndose del Almagesto, traducción árabe del famoso Tratado de Astronomía, de Tolomeo, los astrónomos árabes trataron, en primer lugar, de reducir las teorías a tablas, de perfeccionar los instrumentos de medida y de multiplicar las observaciones con más precisión. Pronto se dieron cuenta de ciertos errores cometidos por el astrónomo alejandrino, principalmente en lo relativo al tiempo de revolución de la Luna, los límites de los eclipses solares, las posiciones res-pectivas de Mercurio y de Venus con relación al Sol.
DESARROLLO:
El descubrimiento más importante hecho por los astrónomos árabes fue la precesión de los equinoccios. Este importante aporte, se le atribuye a Al-Battani, también llamado Albatenio, gran señor, que vivió a finales del siglo IX y a comienzos del X, año 929 a.C.

Según las observaciones hechas por los antiguos, ya se sabía que las estrellas no recorrían todo el cielo, sino solamente ocho grados del Zodiaco, tanto hacia el Este como hacia el Oeste. Para explicar este fenómeno, Tolomeo emitió la hipótesis del acceso y del receso: según él, la esfera celeste experimentaría un movimiento lento, correspondiendo un grado cada ochenta años; este movimiento se proseguía en sentido directo hasta 8 grados, y después cambiaba de sentido hasta la posición correspondiente a cero grado, momento en que el movimiento se emprendía de nuevo, pero en sentido contrario. Así, para tener en cuenta este movimiento de la esfera celeste, Tolomeo, dedujo la necesidad de añadir un día al cálculo había sido fijado por Hiparco, que vivió trescientos años antes que él. No obstante, Al-Battani observó que, en realidad, a Hiparco le faltó añadir cuatro días y medio, según lo que había deter-minado Tolomeo, pese a que éste le había añadido un día mas, mientras que el tiempo que había transcurrido entre Hiparco y Tolomeo no era más que de unos setecientos años. Al- Battani renunció entonces a esta hipótesis del acceso y del receso, y se hizo el siguiente razonamiento: Para descubrir la verdad, es preciso hacer observaciones de una manera continua, y corregir las antiguas determinaciones aplicando las enseñanza de las nuevas observaciones, es decir, seguir las pautas que habían hecho los que vivieron antes que nosotros, que co-gieron las observaciones de sus predecesores.

Esto quería decir que debía comparar sus propias mediciones con las que había hecho Tolomeo. El tiempo y el espacio transcurridos entre estas dos épocas era bastante largo y ello le permitió encontrar un valor muy exacto de la velocidad de precesión de los equinoccios. El valor que Al-Battani había encontrado era el primero en sesenta y seis años solares. Este valor se aproxima mucho al verdadero.

Entre los físicos árabes, debe mencionarse a Al-Hazan (965-1039 a.C.), quien por primera vez trató en su libro de óptica sobre la ley de la reflexión. El autor mencionó igualmente el fenómeno de la refracción; no obstante, no estableció su ley rigurosa sobre estos nuevos conocimientos; admitía solamente que existía una relación constante entre el ángulo de incidencia y el ángulo de refracción. Por último, su libro contiene la primera descripción del principio de la cámara oscura, así como una descripción detallada del ojo humano con el humor acuoso, el cristalino, la córnea y la retina.

Prosiguiendo el sueño de los egipcios, los árabes dirigieron sus esfuerzos hacia la alquimia. Sobre transmutación de los metales ordinarios en oro, observaremos que, con el progreso actual de la ciencia los núcleos atómicos, es efectivamente posible fabricar núcleos de oro a partir de los núcleos de mercurio, elemento que ocupa la casilla inmediata al oro en la clasificación periódica de los elementos, siendo el orden creciente de los pesos atómicos. Pero conviene observar que, en el tiempo de los árabes, la cuestión de la transmutación en oro, no tenía enteramente el mismo aspecto, y se trataba sólo de una simple especulación. Debemos decir por último que, si los alquimistas árabes no lograron hallar la piedra filosofal, llegaron por lo menos a preparar ciertas aleaciones y amalgamas y encontraron numerosos ácidos y alcoholes. Así que podemos decir con sobrada razón que tienen el mérito de haber penetrado en los caminos de la metalurgia y de la química. Si se estudia la civilización de los árabes, se comprueba que tanto su ciencia como su arte suelen tener un carácter híbrido y que, a veces, carecen de originalidad, pero sea como fuere los árabes tienen el indudable mérito de haber salvado y enriquecido la ciencia antigua. Tienen también derecho a nuestro reconocimiento por haber introducido en Occidente la civilización extremo-oriental.
 






Ø  LA CULTURA MUSULMAN
INTRODUCCION:
El arte islámico (musulmán) nace para expresar la nueva religiosidad musulmana. El islam nace en la península arábiga y desde las primeras predicaciones, hacia el 612 hasta el fin de los Omeyas en el 750, cuando dominan desde la península ibérica hasta el río Indo, han pasado tan solo 138 años. Por ello, el arte islámico a adoptado influencias de diversas culturas, y elementos artísticos diferentes. Sin embargo, es un arte, fundamentalmente, religioso lo que le da a  una sorprendente unidad.

Destaca la arquitectura sobre las demás artes, y la mezquita y los palacios sobre las demás construcciones. La decoración es muy abundante. Pero son escasos los motivos figurativos y se fundamentan en los abstractos: vegetales, geométricos y caligráficos.

En ocasiones, para designarlo también se aplica incorrectamente el término arte árabe. Este error procede de una inexacta utilización de su significado puesto que de las dos acepciones del término árabe, una es étnica, y por lo tanto aplicable a los naturales de Arabia, mientras que la otra es lingüística, estando en relación con aquellos que hablan la lengua árabe. El arte musulmán o arte islámico de la Península Ibérica recibe la denominación de arte hispanomusulmán

DESARROLLO:

La era islámica, Héjira, comienza el año 622, fecha en que Mahoma marcha de La Meca a Medina huyendo de la intransigencia mostrada por su predicación. A partir de esa fecha, junto a la fe religiosa, surgieron unas nuevas actitudes sociales y políticas que, en menos de un siglo, se expandieron desde el golfo de Bengala hasta el océano Atlántico.

El Islam (sumisión) tiene como base un libro sagrado, el Corán, que recoge la palabra de Alá (Dios) revelada a Muhammad (Mahoma), su mensajero o enviado. La comunicación del mensaje divino fue realizada en lengua árabe que pasó a convertirse en  el idioma oficial y en el vehículo de unidad.

Además del Corán existe otra fuente primordial que se conoce con el nombre de sunna (costumbre, hábito o manera), relacionada con la figura del Profeta. La sunna se configura a base de hadit o conjunto de actos o dichos de Muhammad, constituyendo una auténtica ciencia de la tradición.

Todo musulmán (muslime, creyente) tiene que realizar cinco manifestaciones o actos en las que se recogen básicamente el contenido dogmático de la religión y sus aspectos de culto o rito. Son los conocidos como los pilares del Islam: profesión de fe, oración, ritual, limosna, ayuno y peregrinación a la Meca. Cada uno de ellos tiene una especial incidencia en las expresiones artísticas. La profesión de fe o sahada (No hay más Dios que Dios y Muhammad su Profeta) explicita la no existencia del concepto de encarnación del cristianismo e hinduismo, al mismo tiempo que proclama que Muhammad es sólo el mensajero de Dios. Ello comporta la primacía del mensaje sobre el mensajero, del mismo modo que es, sin duda, la clave para el desarrollo que adquiere la escritura como motivo decorativo -la epigrafía- dentro del arte islámico. Refleja, al mismo tiempo, la tendencia anicónica latente en el Islam desde los primeros momentos si bien, no por ello, la figuración dejó de contar con cierta presencia aunque en ámbitos restringidos. Esta tendencia anicónica propiciará el gran desarrollo de motivos geométricos y vegetales con un grado de abstracción cada vez mayor que, junto a los epigráficos, definirán la ornamentación en el arte islámico.


CONCLUCION: 
Todas las culturas y lo griegos  los pueblos etc., cada uno de ellos tienen una historia todo
Esto pasa a nuestro tiempo de ahora se reconocen por sus historias, conquistas  para que nosotros puedamos
Ver como era en nuestro antepasado



GUADALUPE CONTRERAS FLORENCIO                                                 5° H

1 comentario:

  1. Guadalupe, la introduccion, el desarrollo y las conclusiones se realizan una sola vez en cada ensayo, hay que incluir la bibliografia, ademas al iniciar su trabajo indique su nombre /apellido paterno, materno y nombres) y grupo

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